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									17 de marzo de 2015
									
									
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									En un
									
									artículo publicado hace algunos días por 
									el periódico italiano La Repubblica 
									se describe la caída en las ventas mundiales 
									de la cadena McDonald's que, supuestamente, 
									está siendo reemplazada en el mercado de la 
									comida rápida, sobre todo en Estados Unidos, 
									por platillos mexicanos. 
									
									Sin embargo, cuando quise seguir leyendo con 
									más detalle para saber exactamente cuáles 
									son los productos de este país 
									latinoamericano que están sustituyendo a las 
									hamburguesas, no pude encontrar más que la 
									palabra “burritos” y una empresa llamada 
									Chipotle Mexican Grill que el año pasado 
									registró en los EE. UU. un crecimiento del 
									28.5% en sus ventas contra una caída del 4% 
									de la cadena de la Big Mac. 
									
									Sobra decir que está claro, entre los 
									mexicanos, que los “burritos” no forman 
									parte de la cocina de este país 
									latinoamericano y que Chipotle Mexican 
									Grill ni siquiera es conocida entre los 
									habitantes del tercer país más grande de 
									norteamerica. 
									
									La foto que acompaña el artículo con toda 
									seguridad haría torcer la nariz  a más 
									de un residente en el territorio al sur del 
									Río Bravo: aparece un envuelto no bien 
									identificado (una especie de crepa 
									recubierta de papel aluminio) cortado a la 
									mitad y relleno de arroz cocido y frijoles 
									negros con trocitos, aparentemente, de 
									jitomate, carne molida, pimientos y algunos 
									elementos que no logré distinguir. 
									Y 
									así el burrito, junto con el “chili con 
									carne” y otras creaciones culinarias del sur 
									de Estados Unidos se están abriendo paso por 
									el mundo con la falsa identidad de “comida 
									mexicana”, lo cual sólo contribuye a 
									confundir a algunos paladares que, 
									evidentemente, no encuentran coherencia 
									entre sus características y el reciente 
									reconocimiento otorgado por la UNESCO a la 
									gastronomía del país de los Aztecas como 
									Patrimonio Cultural Intangible de la 
									Humanidad. 
									
									Italia, en este campo, ha recorrido un 
									camino que tal vez México debería seguir 
									para defender la imagen de su verdadera 
									cocina de imitaciones no autorizadas. Además 
									de contar con una historia antiquísima de 
									denominaciones de origen que en algunos 
									casos se remontan a la edad media, en los 
									últimos años han surgido en el país de la 
									bota y entre los italianos en el mundo 
									decenas de asociaciones y consorcios que 
									protegen el verdadero “Made in Italy” de las 
									amenazas —en términos de ventas y, sobre 
									todo, de reputación— provenientes de la 
									proliferación de productos y bebidas 
									definidos como “italian sounding”. 
									
									En México, la Cámara de Comercio Italiana 
									otorga cada año el reconocimiento 
									“Ospitalità italiana” —una programa del 
									Sistema Nacional de Cámaras de Comercio y 
									del Instituto de Investigaciones Turísticas 
									que se aplica en 45 países— para distinguir 
									los restaurantes que ofrecen creaciones 
									culinarias auténticas basadas en la 
									tradición, antigua y reciente, de esa 
									península mediterránea. 
									
									México aún no aplica esta metodología a su 
									oferta alimentaria en el mundo y el 
									resultado es decepcionante: aunque la 
									mayoría de las personas que pueden enumerar 
									tres o más gastronomías étnicas a nivel 
									internacional lleguen a mencionar entre 
									ellas la cocina de este país, son muy pocas 
									las que pueden enumerar sus platillos y, 
									quienes lo hacen, normalmente los confunden 
									precisamente con creaciones “fast food/Tex-Mex”. 
									
									En este contexto no debemos olvidar que la 
									inscripción en el patrimonio UNESCO no es un 
									logro garantizado para el futuro: una vez 
									logrado el reconocimiento, el 
									Estado mexicano se comprometió a adoptar las 
									medidas necesarias para garantizar la 
									salvaguardia de este patrimonio mediante un 
									plan de acción que incluye medidas de 
									rescate, salvaguardia y promoción. Todavía 
									no hemos visto estas medidas en acción, sin 
									embargo los periódicos del mundo reportan 
									crecimientos de mercado impresionantes para 
									restaurantes y cadenas que ofrecen “mexican sounding”. ¿Será demasiado tarde?
									 
									  
									
									(massimo barzizza / puntodincontro.mx) 
									  
									
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