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									25 de julio
									de 2013 
									 
									
									Plática de pareja 
									
									- Querida, compré cuatro neumáticos 
									Pirelli…- ¿Haz perdido la razón? ¡Ni siquiera 
									tenemos auto!
 - Pues querida, si tú también usas brasier…
 
									
									La lengua italiana, tan bella como uno 
									quiera, es francamente bastante caprichosa: 
									está compuesta por una infinidad de reglas, 
									puntualmente contradichas por una infinidad 
									de excepciones. 
									
									En este caso en específico, la controversia 
									es añeja. En italiano, ¿se debe decir lo 
									pneumatico o il pneumatico?
									Los estudiosos de la lengua, así como la
									
									
									Accademia della Crusca 
									
									[2] se han puesto de acuerdo, decidiendo 
									que la concordancia entre el singular y 
									plural, entre el artículo determinativo e 
									indeterminativo de la palabra pneumatico
									es respectivamente, lo pneumatico; 
									gli pneumatici; uno pneumatico; degli 
									pneumatici. 
									
									Sin embargo (y acá viene la infaltable 
									excepción italiana a la regla) también han 
									determinado que es aceptable el uso de la 
									forma “erronea” “il pneumatico / del 
									pneumatico” y “i / dei pneumatici”, 
									al menos en el italiano hablado e informal. 
									
									La etimología de la palabra neumático, viene 
									del griego 
									
									πνευματικός, 
									(pneumaticós),
									derivación de 
									
									πνεῦμα, πνεύματος (pnéuma,
									pneúmatos),
									utilizada por los antiguos para darle un 
									vocablo al alma, entendida como soplo o 
									espíritu. 
									
									 El 
									primer neumático, es decir, la primera rueda 
									con aire se inventó en 1888, nada más y nada 
									menos que por un veterinario, el escocés 
									John Boyd Dunlop (1840-1921) quien tuvo la 
									idea de envolver las ruedas de madera del 
									triciclo de su hijo con un tubo de goma que 
									contenía aire, para después revestirlo con 
									más capas de goma. 
									
									El neumático debe su desarrollo a un cúmulo 
									de personalidades extraordinarias, pioneros 
									en el hasta entonces, desconocido mundo del 
									aire comprimido… Welch, Michelin o Goodyear 
									por nombrar algunos.  
									
									En 1839, Charles Goodyear (1800-1860) hace 
									un descubrimiento fundamental para el ramo: 
									la goma obtenida del caucho y tratada con 
									azufre, adquiere resistencia mecánicamente y 
									estabilidad química, proceso conocido desde 
									entonces como vulcanización. Termino que 
									toma su nombre de Vulcano, dios del fuego y 
									las artes metalúrgicas. 
									A 
									decir verdad, los primeros neumáticos 
									funcionaban bien, si bien recurrentemente 
									sufrían ponchaduras, acompañadas 
									recurrentemente de estallidos que causaban 
									que el eje del neumático saliera de su 
									lugar. Esto implicaba una tediosa tarea de 
									desmontaje, reparación ( y en algunos casos, 
									sustitución de la rueda) y su posterior 
									reinstalación. Las ponchaduras conllevaban 
									por tanto un problema largo y tedioso. 
									¿Sería posible remediar semejante problema? 
									
									Fue Charles Kingston Welch, ingeniero 
									londinense, quién encontraría la solución. 
									En aquella época el rin era plano (algo 
									similar a aquel de las ruedas de los carros 
									agrícolas). Welch lo modificó realizando un 
									canal central que contenía la cámara de aire 
									y añadiendo realces laterales para 
									protegerlo. Visto en sección, formando una 
									U. 
									
									Esta adaptación de la llanta, es conocida en 
									italiano como tallone, palabra que 
									proviene del latín tardío talo. Sin 
									embargo, el pneumatico a tallone pone 
									en evidencia un delicado e imprevisto 
									defecto: bastaba un ligero aumento en la 
									velocidad del vehículo para provocar fatales 
									desplazamientos del rin. 
									
									Esta vez, fue el americano William Erskine 
									Bartlett quien trató de encontrar solución a 
									este inconveniente creando un rin a través 
									del cual corrían dos anillos, a cada extremo 
									del rin que se ajustaban e impedían que el 
									neumático entero saliera de su lugar. 
									 
									
									 Artífices 
									principales de la aplicación del neumático a 
									los automóviles, fueron los célebres 
									hermanos André y Edouard Michelin; quienes 
									antes de entrar en el mercado de los 
									vehículos motorizados equiparon con llantas 
									infladas la bicicleta de Charles Terront, 
									contribuyendo a su triunfo durante la vuelta 
									París-Brest-París en 1891. Increíblemente a 
									lo largo de los 1200 km de recorrido, los 
									neumáticos diseñados por los hermanos 
									Michelin, sólo sufrieron 5 ponchaduras. En 
									1895 ingresaron a la competencia 
									automovilística París-Burdeos-París, 
									equipando con sus neumáticos un auto Daimler 
									4 CV. Y si bien un dudoso error de 
									inscripción los dejó fuera del podio, el 
									juego de neumáticos con el que habían 
									partido llegó intacto a la línea de meta. 
									
									El ganador por cierto, fue un tal Émile 
									Levassor, que recorrió 1120 km. en 48 horas 
									y 47 minutos (en promedio 25 km/h)  en su 
									Panhard & Levassor. Émile manejó durante 49 
									horas ininterrumpidas, negándose incluso a 
									cambiar de lugar con su copiloto D’Hostingue. 
									
									He aquí, en extrema síntesis, los datos 
									primordiales sobre la evolución del 
									neumático, objeto que ha transformado 
									nuestras vidas. Aunque tal vez, con su 
									lenguaje un poco críptico, no todos saben lo 
									que los neumáticos nos quieren decir. 
									
									Si observamos con detalle las llantas de 
									nuestro auto, encontraremos un mensaje más o 
									menos similar a P165/65R1479T. ¿Qué 
									significa esta serie numérica? 
									
									 El mensaje de nuestros neumáticos es en 
									realidad una pequeña mina de información, 
									especifica entre otras cosas el ancho de la 
									llanta, el radio del rin, el índice de carga 
									y rango de velocidad. 
									  
									
									En el caso citado como ejemplo P165/65R1479T 
									determina: 
										
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										P especifica  el uso previsto 
										para el neumático. P del inglés 
										passenger significa para automóvil. |  
											|  | 
										
										165 es el ancho de la llanta dado 
										en centímetros, calculado en condiciones 
										de presión y carga definidas por normas 
										preestablecidas. A mayor anchura, mayor 
										adherencia. |  
											|  | 
										
										65 es la relación o aspecto, 
										expresado en porcentaje entre la altura 
										del perfil y la anchura de la sección. 
										Entre más bajo, mejor agarre. |  
											|  | 
										
										R significa radial, indica el 
										tipo de constitución del neumático. |  
											|  | 
										
										14 es el diámetro del anillo 
										interno, expresado en pulgadas. |  
											|  | 
										
										79 es el índice de carga de la 
										llanta. Especifica el peso máximo que 
										puede transportar. 
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										T es el índice de velocidad 
										máxima que un neumático puede tolerar en 
										plena carga sin dañarse. En el ejemplo T 
										asegura que el neumático puede rodar con 
										seguridad hasta alcanzar los 190 km/hr, 
										pero sólo durante un periodo limitado, 
										por tanto es mejor no excederse. 
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									Para finalizar, una observación: es bien 
									sabido que viajar con los neumáticos 
									repletos puede hacer una gran diferencia en 
									términos de consumo de gasolina y de 
									servicios automovilísticos, pero muchos no 
									saben que, antes que nada, es importante 
									colocar el tipo justo de neumáticos. Con un 
									set adecuado: la estabilidad, el tiempo de 
									respuesta y el consumo mejorarán. 
									
									Si bien los recorridos que realizamos en 
									nuestro auto no son ni lejanamente 
									equiparables con las condiciones de un 
									bólido Fórmula 1 (donde las llantas se 
									cambian continuamente en los pits-stop), 
									debemos equiparlo con los neumáticos más 
									adecuados a la modalidad de uso que 
									usualmente le damos: carga, velocidad, tipo 
									de camino, estado de las calles, etc. 
									 
									
									Un pit-stop para 
									cambiar las llantasdel coche de Fernando Alonso durante un 
									reciente gran premio de Fórmula 1.
 
									
									Mejor estar seguros de las cuatro llantas y 
									de su críptico mensaje, una vez que te haz 
									lanzado a velocidades que pueden superar los 
									100 km/hr. 
									A 
									final de cuentas, el neumático tiene como 
									objetivo una idea que casi podríamos 
									considerar en el límite con la locura ¡la de 
									hacernos sentir que estamos volando! 
									  
									
									(claudio bosio / puntodincontro.mx / 
									adaptación de
									
									massimo barzizza y traducción al español de
									
									
									andrea jiménez)  
									  
									
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