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									19 
									
									de agosto
									de 2013 
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									Eunucos, jeques, muñecas, agentes secretos, 
									extensiones de pozos de petróleo, odaliscas 
									vestidas como niñas Piper, pompas de jabón, 
									cascos para peluqueros, páginas de “La 
									enciclopedia de la mujer” que se proyectan 
									en segundo plano junto con frases irónicas 
									contra el mundo político italiano. 
									
									Es una colorida mezcla entre las películas 
									de Hollywood, los dibujos animados de los 
									años 60's y 70's años (llenos de “Baaang” y 
									“Smash”), cómics y James Bond, la brillante 
									y colorida puesta en escena de “La Italiana 
									en Argel” (drama en dos actos de Angelo 
									Anelli, en programa para los días 10, 13, 
									16, 19 y 22 de agosto), editado por David 
									Limmermore, con escenografía e iluminación 
									de Nicolas Bovey y vestuario de Gianluca 
									Falaschi. El mismo equipo que firmó el año 
									pasado, “Ciro en Babilonia” (Falaschi obtuvo 
									el premio Abbiati al mejor diseño de 
									vestuario). 
											 
											
											El backstage 
											del coro y orquesta del Teatro 
											Comunal de Bolonia. 
									
									Un verdadero torbellino de puntadas 
									divertidas, ritmos frenéticos, colores 
									saturados y luces psicodélicas: Argel parece 
									un lugar fantástico entre el Texas de los 
									años cincuenta y un Oriente indefinido donde 
									todo es exagerado, incluyendo las 
									referencias sexuales, con el Bey Mustafa que 
									utiliza Viagra (en el aria “Già d’insolito 
									ardore”), mientras que las alusiones 
									femeninas (que de por sí están presentes en 
									la partitura original con frases como “todos 
									la desean, todos la piden”) son más que 
									explícitas. 
									
									Por poco la música corrió el riesgo de pasar 
									a segundo plano, pero no fue así y la “ópera 
									más divertida de Rossini”, que este año 
									cumple 200 años desde que se estrenó en el 
									Teatro San Benedetto de Venecia el 22 de 
									mayo de 1813, recibió numerosos aplausos, 
									además de las críticas de algunos puristas. 
									
									Muy apreciado el elenco en el que figura 
									Anna Goryachova en el papel protagonista 
									(hermosa en un bikini impresionante), Alex 
									Esposito que interpreta a Mustafá y el tenor 
									chino Yijie Shi en el papel de Lindoro. Se 
									notó algo de desorientación (probablemente a 
									causa de la original puesta en escena), en 
									el director español José Ramón Encinar, en 
									su debut en el ROF. 
									 
									Una escena de 
									La italiana en Argel. 
									
									No hubo Alpes, ni vacas, ni folklor suizo en 
									“Guillermo Tell” (ópera en cuatro actos de 
									Etienne de Jouy e Hippolite Bis), segundo 
									título en el programa del ROF, bajo la 
									dirección del inglés Graham Vick 
									(escenografía y vestuario de Paul Brown, 
									coreografía de Ron Howell e iluminación de 
									Giuseppe di Iorio) en el escenario los días 
									11, 14, 17 y 20 de agosto). 
									
									«La audiencia de hoy —dijo el director— es 
									muy diferente a la de Rossini, cuando 
									también se utilizaba la música para el 
									turismo cultural con la evocación de lugares 
									exóticos. Hoy en día, un boleto de bajo 
									costo para volar a Egipto cuesta menos que 
									uno para asistir a una representación en la 
									Scala de Milán. Así que, para Guillermo Tell, 
									me inspiré en nosotros». En un escenario 
									blanco, neutro y abstracto, dominado por las 
									palabras “Ex terra omnia”, detrás de un 
									telón blanco y rojo que representa un enorme 
									puño cerrado, la leyenda del héroe suizo se 
									convierte en la historia de la resistencia 
									de una comunidad ante un poder que es 
									político, económico y militar. Muchas las 
									referencias a la historia de los principios 
									del siglo XX, la era de las grandes utopías 
									socialistas, en un derroche de puños 
									cerrados y mantas de color rojo en la escena 
									del juramento (y una hoz y un martillo 
									escondidos en el estandarte de la rebelión). 
									Lo que fue puesto en escena está destinado a 
									permanecer en la historia del festival (y no 
									sólo ahí): se trata de un gran espectáculo 
									en el que participan más de 100 personas, 
									donde Vick elige uno de sus temas 
									predilectos: la lucha de los oprimidos 
									contra los opresores, ya utilizado como base 
									para “Moisés en Egipto” hace dos años. 
									
									En mi opinión personal, creo que tenemos que 
									felicitar al ROF por tener el valor de 
									producir una nueva edición integral de esta 
									ópera, testamento espiritual de Rossini. Es 
									un reto que pocos enfrentan, por su duración 
									(unas 5 horas), el gran número de solistas, 
									el enorme coro y la gran cantidad de 
									bailarines requeridos. En los últimos 25 
									años en Italia podemos mencionar sólo dos 
									ediciones en formato escénico: la de la 
									Escala de 1988-1989 y la del ROF en 1995 
									(dirigida por Pier Luigi Pizzi). 
									
									La audiencia en el Adriatic Arena acogió con 
									entusiasmo a Michele Mariotti (quien dirigió 
									la orquesta y el coro del Teatro Comunale de 
									Bolonia con gran entusiasmo y participación 
									activa) y todo el elenco del que 
									sobresalieron Nicola Alaimo (Guillermo), la 
									estrella Juan Diego Florez (Arnold) y Marina 
									Rebeka (Mathilde), aunque no faltaron los 
									chiflidos a la dirección considerada 
									“demasiado política”. 
									
									Con respecto a la tercera ópera, el ROF 
									quiso rendir homenaje a uno de los 
									directores más famosos de las óperas de 
									Rossini, Jean Pierre Ponnelle (fallecido 
									hace 25 años), proponiendo nuevamente su 
									puesta en escena histórica de “La ocasión 
									hace al ladrón” (broma musical un acto de 
									Luigi Prividali), devotamente reconstruida 
									por Sonja Frisell (12, 15, 18 y 21 de 
									agosto). Inspirado en el subtítulo de la 
									obra, "El cambio de maleta", Ponnelle hace 
									que todo salga mágicamente precisamente de 
									una maleta: escenas, herramientas, incluso 
									los cantantes, bajo la dirección del siervo 
									Martin. Las escenas pintadas, los 
									movimientos tras bambalinas, el juego de 
									luces, la delicadeza de los colores pastel y 
									el refinamiento del vestuario evocan un 
									cuento de hadas, lleno de humor y de gusto 
									por las representaciones teatrales: un 
									clásico que nunca te cansas de volver a ver. 
									Al final, aplausos para todos, desde la 
									joven china Yi-chen Lin en el pódium de la 
									Orquesta Sinfónica “G. Rossini”, Elena 
									Tsallagova (que el año pasado destacó en “Tancredi”), 
									dos de los consentidos del público de Pesaro 
									como Roberto De Candia (en papel del 
									bravucón Don Parmenio) y Paolo Bordogna 
									(astuto sirviente con una inteligente 
									brillantez en escena), además de los jóvenes 
									Giorgio Misseri, Enea Scala y Viktoria 
									Yarovaya. 
									
									El programa del ROF incluye también “La 
									mujer del lago” (ópera en dos actos de 
									Andrea Leone Tottola) en forma de concierto 
									(23 de agosto), “El viaje a Reims”, dedicada 
									a la juventud y puesta en escena por jóvenes 
									cantantes (13 y 16 de agosto), numerosos 
									conciertos de bel canto (15-21 de agosto), 
									la versión completa del quinto álbum de 
									“Pechés de vieillesse” por la Academia 
									Musical Napolitana (13 y 14 de agosto), así 
									como diversas exposiciones y conferencias. 
									
									Nos veremos el próximo año con “Aureliano en 
									Palmira” (dirigida por Mario Martone), “La 
									decepción feliz” (dirigida por Graham Vick) 
									y “Armida” (dirigida por Luca Ronconi). 
									  
									
									(paola cecchini / puntodincontro.mx / 
									adaptación y traducción al español de
									
									massimo barzizza)  
									  
									
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