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									30 de octubre de 2013 - 
									
									En estos días, dos cosas famosas emergen de 
									Turín. Una, su CioccolaTó, un festival 
									goloso —que abrirá sus puerta el próximo 22 
									de noviembre— alrededor de la cultura del 
									chocolate en el que muchos chefs se lo pasan 
									cocinando con ese insumo bajo la tradición 
									del Piamonte y, dos, su producción 
									automotora, que con la novedosa planta que 
									ha montado Maserati en esa ciudad requiere 
									ahora, desde Puebla, de los mejores frenos 
									del mundo: los de San Luis Rassini, la firma 
									mexicana que encabeza Eugenio Madero. 
									
									Es reciente la incursión de San Luis Rassini 
									en Italia. Pero es una noticia de la mayor 
									envergadura, por cuanto muestra la solidez 
									del proceso de manufactura mexicano que 
									ahora permite surtir estas piezas para la 
									fabricación de varios de los autos más 
									exquisitos de planeta. Recordemos que 
									Maserati tiene en el Quattroporte y en el 
									Ghibli a dos de los autos más codiciados de 
									la era moderna, y que pretende vender 45 mil 
									unidades al año que llevarán, todas, frenos 
									mexicanos. 
									 
									La planta de 
									Maserati en Grugliasco, a pocos kilómetros 
									de Turín. 
									
									Para San Luis Rassini vender a Maserati se 
									ha convertido en un hito; un logro que ha 
									ocurrido luego de que Corvette adoptara sus 
									frenos y que éstos le valieran el premio de 
									proveedor del año de General Motors. De 
									hecho, una ambiciosa meta de proveeduría 
									para esa empresa estadounidense está por 
									anunciarse en pocas semanas. Debe recordarse 
									que San Luis Rassini tradicionalmente ha 
									colocado más del 60 por ciento de su 
									facturación en modelos de Ford y General 
									Motors. La firma tiene una de las mejores 
									reputaciones mundiales en la manufactura de 
									discos y tambores, y domina todo el proceso, 
									desde la fundición hasta la pintura. 
									
									Hace unos días San Luis Rassini reportó las 
									cifras más altas que ha entregado en 
									cualquier trimestre. Es un signo de que la 
									manufactura mexicana de la industria 
									automotriz de exportación está teniendo un 
									desempeño que permite a sus jugadores 
									avanzar a mejores ritmos que la economía 
									mexicana. Las ventas crecieron más de 20 por 
									ciento y superaron los 212 millones de 
									dólares en el periodo. Madero subrayó en su 
									momento que su enfoque operacional está 
									surtiendo efectos, y que está dando 
									resultados el énfasis que ha puesto en el 
									servicio al cliente. 
									
									Esta firma tiene más de 4 mil 400 empleados, 
									y es el termómetro más transparente de lo 
									que ocurre en el sector de autopartes. 
									  
									
									(carlos mota / el 
									financiero.com.mx / puntodincontro.mx      
									/ adaptación y 
									traducción al italiano de
									
									massimo barzizza)  
									  
									
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