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22 de septiembre de 2013 - Hace algunos días mi hija despidió a su abuelo paterno, y en ella vi reflejado el dolor de la primera ausencia tan cercana.

Así es la muerte…un hecho común, para el que nunca estamos preparados.

Así es la vida…así es como la vida nos va moldeando con sus idas y vueltas, nos va curtiendo con sus golpes, nos va enseñando a enfrentar situaciones, nos hace tropezar y también nos pone de pie obligándonos a seguir adelante. La vida es un camino cíclico donde algo se termina y algo comienza; donde el principio y el fin se entrelazan al igual que nuestras lágrimas.

Esa tarde sus lágrimas eran gorditas, caían con mucho peso porque estaban rellenas de significado. Había rabia, impotencia, cierta incomprensión, y un dolor muy fuerte…tan fuerte que cortaba la respiración. La muerte con su poder omnipotente se había tomado atribuciones; y el destino —caprichoso en exceso— arrebataba una persona muy querida…

De esas lágrimas surgieron tímidas sonrisas porque estábamos despidiendo al abuelo con todos los honores; una persona que siempre propuso alegría, que iba enseñando a sobreponerse a las dificultades con actitud, a no temerle a los cambios, a salir batallantes a la vida con redoblante paso…

De esas lágrimas surgieron recuerdos, fotos, pasaron miles de imágenes de un abuelo que cada domingo propuso y asistió al bullicioso almuerzo familiar; donde hijos nietos y bisnietos sentados alrededor de la mesa llenaron el comedor de vitalidad, compartiendo cada uno de sus crecimientos…

El abuelo enseñó lo que era sentir una pasión, amar un club, ponerse la camiseta, crear una pertenencia, vibrar con cada gol. Transmitió su espíritu deportivo enarbolando orgulloso la bandera del club que le enseñó a jugar con reglamento. Entendió que tener más de 80 no era señal para quedarse quieto mirando por la ventana; sino era una enorme motivación para seguir caminando con curiosidad, sin horarios, y con inquietudes para incorporar nuevas tecnologías.

Enseñó que pisando el escalón de los 90 podía tomar unas clases introductorias de computación y despuntar nuevos conocimientos a través del mundo web….y maravillarse con ello.

Propició el “no dejarse estar”, el no dejarse vencer, saltar de alegría mientras se pueda, e improvisar y completar frases como le venga en ganas cuando el audífono quedaba sin pilas…y ¡a reír juntos con el resultado!

De a poco hija mía irás haciendo el duelo entrelazando tus lágrimas con la trama de la vida; y comprenderás que los recuerdos, las vivencias, los momentos compartidos, estarán siempre con nosotros formando parte de nuestra historia…más allá de la muerte física; porque sencillamente ya están acuñados en nuestra memoria emocional (una especie de caja negra donde todo queda registrado).

Nada ni nadie podrá quitar de tu memoria afectiva el amparo sentido cuando le preguntabas al abuelo el significado de las palabras más difíciles; esas que solo un diccionario de la Real Academia podría resolver, y él desde su sillón en tan solo un instante te daba las otras opciones…listas para una buena comprensión.

Allí está y estará…en tu intransferible memoria emocional.

Allí permanecerá en tu corazón.

Allí cada día llevarás grabado el orgullo de sentirte “su nieta”, y elevarás una oración en su memoria.

Y cuando seas más grande, cuando le cuentes a tus hijos sobre él, estoy segura que esas lágrimas que hoy son de puro dolor serán lágrimas de inmensa emoción; porque la vida te ha dado el honor de compartir momentos en su regazo, de haber crecido con sus caricias y de divertirte con sus historias. La vida nos da y nos quita, y también nos da la oportunidad de agradecer … ¡Gracias Kiupi! Buen viaje.

En memoria del abuelo paterno de mi hija
Luis María (Kiupi) Berretta
Y en agradecimiento por su abuelazgo

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* Alejandra Daguerre Nació en Buenos Aires, donde vive y trabaja. Se graduó en Psicología en 1990 en la Universidad del Salvador de Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Trabajó en la Fundación Argentina de Lucha contra el Mal de Chagas, en el Departamento de Psicología y durante tres años en el Ministerio del Trabajo y Seguridad Social (entrevistas de preselección, programas de reinserción laboral y selección del personal).
Desde 1994 hasta 1999 se desempeñó en el Departamento de Graduados de la Universidad de Buenos Aires, en areas de RRHH y Capacitación. De 2003 a 2009 trabajó en el Instituto de Estética y Rehabilitación Física "Fisiocorp", en el tratamiento psicológico de pacientes con enfermedades crónicas y en pacientes de rehabilitación física a largo plazo. Desde 1991 trabaja por cuenta propia en el campo de la psicología clínica para adolescentes y adultos, con métodos psicoanalíticos, y de arte-terapia.

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(alejandra daguerre / adaptación y traducción al italiano de alejandra daguerre y massimo barzizza)