Danise, el pianista que venció a la Mafia, en la Ciudad de México y Pachuca.

 

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18 de junio de 2017 - Hoy en Bosia, un poblado de 186 habitantes de la provincia de Cuneo, en Italia, se llevó a cabo un evento de potencialidad impredecible para el tamaño de esta pequeña aldea: la Declaración de Amistad entre Italia y México, entre la comunidad de montaña de la Alta Langa y la Chontalpa: la primera es una zona de excelencia para producción de la avellana y la segunda para el cacao. Sin la combinación de avellana y cacao no existiría en el mundo la Nutella ni muchas otras especialidades de chocolate, como el “gianduiotto”.

Un Gianduiotto, especialidad del chocolate turinés que toma su nombre de Gianduja, un personaje del Carnaval y de las marionetas que representa al piamontés arquetípico.

Se formalizó, por lo tanto, el hermanamiento entre Bosia, en el corazón de la Alta Langa, y Comalcalco, uno de los cinco municipios de la subregión de la Chontalpa, en el Estado de Tabasco, donde Slow Food —el movimiento, nacido en Italia en 1986, que opera en todos los continentes para la salvaguardia de la gastronomía regional— estableció uno de sus baluartes para el cultivo de cacao orgánico, utilizando las técnicas tradicionales de los productores locales.

Bosia.

Fue un acto formal y simbólico, al que asistieron el embajador de México en Italia, Juan José Guerra Abud, y el ministro de las Políticas de Agricultura, Alimentación y Silvicultura, Maurizio Martina, así como representantes de Slow Food y de Ferrero, estos últimos presentes también porque, por feliz coincidencia, precisamente el 18 de junio de hace cuatro años fue inaugurada la planta de Ferrero de San José Iturbide, en el Estado de Guanajuato, uno de los 20 centros de producción mundiales de la empresa italiana de confitería.

El evento, de acuerdo con algunas opiniones, prefigura uno de los primeros pasos en el campo de las alianzas para la calidad de las producciones complementarias de excelencia, como —en el caso de hoy— entre avellana y cacao.

Durante la celebración, la música del Mariachi Romatitlán se combinó con la de los intérpretes locales Le Raviole al Vin. Una mezcla de culturas se repitió en la mesa, con comida y vinos tradicionales del Piamonte al lado de platillos típicos mexicanos. Sin olvidar el Bunet con avellanas de Langa y cacao de la Chontalpa.

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(massimo barzizza / puntodincontro.mx)