9 de abril de 2013 - Lo llaman el Bocelli mexicano porque es tenor e invidente, pero a Alan Pingarrón (Ciudad de México, 1987) el cantante de ópera que lo hipnotiza es Luciano Pavarotti.

Tanta admiración le profesa al intérprete italiano que terminó por imitar su tesitura, aunque desde hace ya un par de años el joven cantante decidió seguir la recomendación del tenor Rolando Villazón para descubrir su propia personalidad.

«No he dejado de seguir los pasos vocales de Pavarotti porque es de mis tenores favoritos y porque fue el primer cantante de ópera que escuché cuando yo estaba más metido con los boleros y la música de José José. Él me motivó a conocer más de ópera», cuenta en la casa que comparte con su familia en la Colonia Daniel Garza, cerca del Bosque de Chapultepec de la capital mexicana.

Su primer contacto con la música fue a los cinco años, cuando tocaba el pandero en el coro de la Parroquia de la Inmaculada Concepción, pero quien descubrió tres años más tarde sus cualidades vocales fue Pedro Heredia —director del coro de la primaria en la que estudiaba— con quien trabajó hasta los 12 años.

En 2001 conoció el Instituto para Ciegos de Leonardo Mortera. A su lado aprendió la técnica vocal y la musicografía braille, que le permitió escribir y leer partituras.

Mortera, con quien toma clases particulares desde hace 12 años, lo preparó para ingresar a la Escuela Nacional de Música en 2003. Ahí cursó el propedéutico hasta 2006, cuando comenzó la licenciatura en canto, de la que el pasado viernes se tituló con un examen práctico en el que interpretó fragmentos de conciertos de Schumann, Mozart, Beethoven y Liszt.

Estudiaba la licenciatura cuando tuvo la oportunidad de compartir el escenario con la cantante Eugenia León en el Lunario del Auditorio Nacional. Pero el tenor considera que su debut profesional fue en julio de 2008 en el Teatro de las Artes con la zarzuela Luisa Fernanda, de Moreno Torroba, bajo la dirección de Leopoldo Falcón.

Ganó el segundo lugar del Concurso de Canto Francisco Araiza, también en 2008, y en 2010 quedó como finalista del Concurso San Miguel. Ese mismo año su carrera tomaría impulso cuando decidió concursar en el programa televisivo Ópera Prima, las voces del Bicentenario, el primer reality show de ópera en México transmitido por Canal 22.

«Sabiendo que era un reality show honestamente me negaba a participar, pero la insistencia de varios maestros y de mis papás me hizo entrar. Al ser un concurso apoyado por Conaculta y la SEP, pensábamos que podía tener buena calidad y no ser una telenovela».

Pingarrón quedó en segundo lugar en esa competencia y ganó el Premio del Público con una bolsa de 50 mil pesos. Hoy, viendo a distancia Ópera Prima, considera que el reality le ofreció una gran proyección nacional e incluso internacional y le permitió codearse con gente del medio musical como el director de orquesta José Areán, la coach de canto Teresa Rodríguez y la coach del Metropolitan Opera House Joan Dornemann, con quienes ha trabajado en diversos proyectos.
 

 

Desde su participación en el concurso televisivo, el tenor ha podido vivir de su arte, ha realizado más de una veintena de conciertos dentro y fuera de México y ha pisado en diferentes ocasiones escenarios como el Palacio de Bellas Artes y la Sala Nezahualcóyotl.

«Ha demostrado que le gusta lo que hace. Los maestros lo felicitaron en su examen teórico por su dedicación y empeño. Eso da mucha satisfacción», opina Catalina Reynoso, la madre del tenor, quien con orgullo muestra el Oscar mexicano, como llama a la estatuilla que obtuvo su hijo tras cantar el mes pasado en la inauguración del Festival Cultural Zacatecas y la medalla que consiguió por haber quedado en segundo lugar en una competencia de natación en la Alberca Olímpica.

Geek confeso por ser un amante de la tecnología, Pingarrón se ve dentro de unos años viviendo todavía en la Ciudad de México, donde sigue habitando la casa en la que nació. No descarta la posibilidad de cantar y hacer grabaciones en Italia, su país predilecto por ser cuna del arte renacentista y de su admirado Pavarotti.

Canta para la iglesia

Su devoción católica no únicamente motiva a Alan Pingarrón a cantar todos los domingos en misa de 9:00 horas en la Parroquia de la Inmaculada Concepción, sino que también le hace cuestionar la moral del Duque de Mantua, personaje de la ópera Rigoletto, que interpretará el sábado 13 de abril, a las 18:00 horas, y el domingo 14 de abril, a las 12:00 horas, en la Sala Silvestre Revueltas del Centro Cultural Ollin Yoliztli.

«Aunque moralmente no me gusta que el duque busque a las damas para obtener ratos de placer, admito que Verdi tiene un excelente dominio vocal», dice el tenor sobre esta ópera que, en versión de concierto, ofrecerá la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México bajo la dirección de José Areán.

 

(julieta riveroll / reforma.com / puntodincontro.mx / traduCCIÓN AL italiano dE massimo barzizza)