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5 de diciembre de 2013 - ¿«Fettina panata» es italiano correcto o simplemente dialecto romano?

¿Qué significa la expresión “grandes galletas del futbol” (grandi  biscotti del calcio) para describir la «posibilidad de una combinación entre Suecia y Dinamarca»? ¿Existen observaciones sobre el adjetivo “gimnaseado” (palestrato) para referirse a alguien que frecuenta asiduamente el gimnasio, o “enfaldada” (gonnata) para describir a una chica a la cual no le gustan mucho los pantalones?

Muchas veces son asombrosas las preguntas provenientes de curiosos e inquietos dirigidas a la Academia de la Crusca que, a pesar de los recortes presupuestales, busca conservar la pureza de la lengua italiana desde 1583. Es cierto que muchas de ellas giran en torno a aspectos que parecen demasiado sofisticados: «propuesta de los neologismos neolemma, tecnocida y equiporre», «dudas sobre complementos preposicionales», «la elección del tiempo verbal al utilizar la expresión “a partir de”». Y, línea tras línea, los apasionados pueden apreciar la fineza de los estudiosos que resuelven estas dudas.

Sin embargo La Crusca responde. “Dalla carta al web 1995-2005” (Del papel a la web 1995-2005), de Marco Biffi y Raffaella Setti (Editorial Le lettere, 252 páginas, € 22), presentado la semana pasada en Florencia, no es en absoluto un libro para especialistas.

Es más, las dudas y las críticas en contra del desgaste de la lengua, las preguntas más extrañas o más cultas y las respuestas de los grandes estudiosos son una crónica extraordinaria de como está cambiando, no solo la lengua, sino Italia por completo.

Tan es así que a las cartas y a las respuestas publicadas por “La Crusca per voi” (La Crusca para ustedes) —la revista fundada por Giovanni Nencioni y ahora dirigida por Francesco Sabatini—, se suman las publicadas en el sitio web de la “Crusca” que, para estar al nivel de “Italia 2.0”, dio vida a “Clic” (Centro de asesoría sobre la Lengua Italiana Contemporánea) que ha recibido hasta el momento aproximadamente 7 millones y medio de visitas, con más de 200 millones de contactos.

Nada mal para una institución fundada hace cuatro siglos. Y que tiene claro, como explica Nicoletta Maraschio que es la presidente de la Crusca, conservar la lengua no quiere decir fosilizarla. Por lo cual “qual é” permanece sin apostrofe y “soqquadro” con doble “q” pero para permanecer viva, cada lengua debe ser elástica y por lo tanto renovarse, renovarse, renovarse.

A costa de renunciar a la previsión de la lingüística catalán de Eduardo Blasco Ferrer: “No es necesario ser un futurista de profesión para intuir que el Italiano del dos mil poseerá una estructura establecida, yo y tu y tal vez el uso exclusivo de te como sujeto”.

¿por cierto, “el” presidente o la “presidente” de la Crusca, viedo que se trata de una mujer? “ ¿El ministro, la ministra, o la ministro femenino? Responde Giovanni Nencioni “La propuesta de mantener el titulo en masculino aun cuando el cargo confiera a una mujer es continuar usando la forma antigua de mantener el genero masculino como incluyente del femenino cuando se refiere a propiedades comunes a todo el género humano”. Después de todo” guardia, centinela, manejar” siempre se han “referido hasta ahora exclusivamente a nombres propios del género masculino sin controversia gramatical” . “ Se debe rechazar indudablemente el hircocervo “la ministro” usada por algunos “como una combinación que salvad todo”.

Y seguimos con las respuestas. Que muchas veces destruyen certezas asentadas como presuntos errores “il zucchero» o «il zaino”. No: aun en el seglo pasado el uso de “lo” antes de las palabras que comenzaban con “z” era todo menos pacifica. Inlcluso hoy, “ no faltan los gramáticos que dejan libre la opción de elegir entre las dos posibilidades” De esta forma no se convierten en un dogma “algunas pseudo reglas gramaticales que se transfieren oralmente sin tener un fundamento linguistico: como la prohibición de comenzar un periodo con gerundio. Y no menos la rigurosidad del uso de la puntuación.

Ya se quejaba en el Zibalone, Giacomo leopardi: ¿Qué es este revoltijo de líneas, de puntos de espacios de signos de admiración dobles y triples, y tantas cosas más? Es evidente que regresa la moda de la escritura jeroglífica y los sentimientos y las ideas no se quieren ya escribir sino representar, y como no sabemos expresar con palabras, las queremos dibujar o representar con signos, como lo hacen los chinos…”.

Nicoletta Maraschio explica que en realidad “ las razones genetico-constitutivas y las historicas no bastan para explicar la variedad interpuntiva que encontramos en los textos; si estas son obras literarias, debemos considerar también otra razón fundamental, la estilística: la puntuación justo por los márgenes de libertad la caracteriza, el autor esta consiente de crear un ritmo y una melodía mas adecuada…”.

No faltan las explicaciones sobre palabras extranjeras qy han entrado ene l uso diario: “ Por cuanto sabes el epicteto Gran manzana aplicado a la ciudad de Nueva York deriva del hecho de que el estado de Nueva York y es conocido como “the Apple state” teniendo en su emblema una manzana. No menos aquellos dialectales “justamente el napoletano ‘nciuncuio que significa chisme, parlanchín y el verbo ‘nciuncià “difamar, decir y contar chismes”; meter cizaña “ pero la palabra tiende a deformarse y cambiar su significado originbal por el de “ embrollo, hacer trampa, fingir”.

La spartes mas divertidas, sin embargo, son las de franceso sabatini y otros estudiosos que dramatizan las indiganciones y hasta ahora pertulantes “fijaciones” por parte de ciertos ortodoxos talibanes. En fin, demasiados títulos del periódico comienzan “con la conjunción “e” ¿sin ningún precedente a la cual se refiera dicha partícula? Respuesta: el lector “habrá notado en el Evangelio que existen columnas de episodios de la vida de Jesús que es frecuente el uso de la “e” al inicio de episodios sucesivos” por ejemplo “ y habiendo llegado al mar de la región de Gheraseni…”.

Es inolvidable la replica a un purista: “aconsejaría al señor (…), como a todos nuestros lectores, distinguir entre los fenómenos propios y naturales a las sugeridas por nuestras ideas como correctas o perfecciones. Como sucede por ejemplo con censurar una construcción como “tutti e quindici” proponiendo como correcto “tutti i quindici” ¿cuando el primero está ampliamente presente en los textos de la antigüedad? Escribe Dante en el canto IX, v.12 del purgatorio”… Ah Ah Ah el señor Alighieri…

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(corriere.it / puntodincontro.mx / adaptación de massimo barzizza y traducción al español de celeste román)