25 de octubre de 2013 - La ciudad mexicana
de Matamoros, en el noreste del país, se
está volviendo famosa en el mundo gracias a
una niña. Entre sus 489,000 habitantes hay
una adolescente especial, una joven genio:
Paloma Noyola Bueno, de doce años de edad. A
ella la prestigiosa revista “Wired” ha
dedicado el tema de portada de su último
número. Aparece vistiendo el uniforme de la
escuela primaria, mirada severa y los libros
en la mano, con el título “El próximo Steve
Jobs”. “La genialidad está en todas partes,
pero la estamos desperdiciando. Cómo
aprovechar las grandes mentes del mañana”,
agrega el subtítulo.
Paloma
de repente se vuelve una celebridad, incluso
más allá de la frontera mexicana debido a su
inteligencia. En los recientes exámenes
“Enlace” obtuvo el puntaje más alto en
matemáticas a nivel nacional, una especie de
milagro considerando las condiciones en las
cuales estudia; la secundaria “José Urbina
Gómez” se encuentra cerca de un basurero, el
Internet es demasiado lento y a menudo falta
la electricidad, pocos kilómetros más allá,
del otro lado del rio Bravo, los chicos
texanos de la misma edad de Paloma tienen la
tecnología a la mano. Pero la pequeña
prodigio junto con toda su clase fue
“salvada” por Sergio Juárez Correa, el
maestro que hizo que se enamorara de los
números.
Su revolucionario método de enseñanza
conquista a los niños “Primero seguía al pie
de la letra los programas magisteriales,
pero los alumnos se aburrían -cuenta-
navegando en la web descubrí el método de
Sugata Mitra” Según el teórico del
“minimally invasive eduation” (educación
mínimamente invasiva) los niños pueden
aprender de forma autodidáctica con la ayuda
de la tecnología informática. De ésta manera
Sergio Juárez rompe el protocolo e improvisa
ignorando el método Montessori y las teorías
de Piaget. Poder a la creatividad, se
eliminó la “vara” del pizarrón y ahora es
más trabajo en equipo: lo primordial es
aprender divirtiéndose.
También el ruido y los disturbios se vuelven
constructivos, olvidando la rígida
disciplina que se enseña entre las butacas
mexicanas, sin embargo la ausencia de la Web
en la escuela sigue siendo un obstáculo. El
maestro se vuelve un medio: anota las más
extrañas curiosidades de los estudiantes y
las consulta en Google cuando llega a su
casa. Al día siguiente regresa al salón con
la respuesta.
Los resultados no tardan en llegar, Sergio
estimula el debate incluso sobre temas
controvertidos como la homosexualidad y la
política migratoria de los Estados Unidos de
América: los estudiantes se sienten
diariamente más motivados, pero es en el
tema de las matemáticas en donde ocurre el
inesperado éxito. El maestro les propone
juegos que necesitan alguna capacidad de
cálculo sin que los estudiantes se den
cuenta: “Basta de ejercicios aburridos, el
aprendizaje dinámico vence sobre estos”
explica. A la diversión alterna cuestiones
más complejas, es aquí donde Paloma
descubrió su pasión por los números
“Su genialidad me sorprendió de inmediato,
no solo intuía la solución sino que les
explicaba a sus compañeros como afrontar el
problema” El maestro habla con la niña y le
pregunta por qué no había manifestado antes
su interés por la materia “nadie había antes
usado estos divertidos métodos” responde con
una sonrisa.
Llega el día del examen, el año anterior el
45% de los estudiantes había reprobado el
examen de matemáticas, en cambio el 31 había
reprobado español. Esta vez Sergio no cree
lo que ve; solo el 7% no pasa el examen de
los números, el 3,5 el de español. Incluso
los puntajes más bajos se encuentran muy por
encima de la media nacional: un real y
verdadero triunfo y Paloma protagoniza el
milagroso resultado: 921 puntos, el record
mexicano en matemáticas. Así logra mantener
la promesa que hizo a su padre, muerto a
causa del cáncer de pulmón “continuaré
estudiando y te haré sentir orgulloso”.
También los otros alumnos se encuentran
extasiados con los resultados y de inmediato
empiezan a imaginarse un futuro como
doctores, políticos o maestros.
Para la pequeña de doce años, Paloma se
abren las puertas como celebridad, llegan
las entrevistas y participa en un famoso
show televisivo en donde le regalan una
computadora portátil y una bicicleta.
“Después del entusiasmo que se sentía
inicialmente, las instituciones no
sostuvieron sus promesas: aun no he recibido
ningún tipo de ayuda” denuncia.
Mientras tanto el maestro Sergio Juárez
permanece lejos de los reflectores y casi no
recibe reconocimientos. Pero la pequeña
prodigio se encarga de hacerle el
regalo más hermoso:
«¿Qué
quieres ser de grande? Profesora, como
Sergio. Mejoraré la educación mexicana y me
convertiré en un personaje, incluso más
grande que Steve Jobs».
(filippo femia /
lastampa.it / puntodincontro.mx
/ adaptación de
massimo barzizza y
traducción al español de
celeste román)
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