23 de abril de 2013
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Sin lágrimas, pero muy conmovido. El nuevo
período de siete años en el Quirinale de
Giorgio Napolitano comenzó ayer con un largo
discurso a ambas Cámaras, reunidas en sesión
conjunta. La reelección como jefe de Estado
«pone seriamente a prueba mis fuerzas»,
aclaró de inmediato el Presidente,
agradeciendo al Parlamento y afirmando que
aprecia «de una manera especial que la
petición de repetir el mandato haya venido
de tantos y tantas nuevos miembros que
pertenecen a una generación muy distante, y
no sólo por la edad, de la mía».
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definición.
Napolitano, sin embargo, admite: «No
esperaba regresar a este salón», dijo,
señalando que en diciembre del año pasado ya
había declarado que apoyaba «la creencia de
que la no reelección» era «la mejor
alternativa». «También había enfatizado la
necesidad de dar una señal de normalidad y
continuidad institucional con una sucesión
natural en la oficina del Presidente de la
República».
Las exigencias de reformas y renovación, «no
han tenido respuestas satisfactorias: han
prevalecido los conflictos, las demoras y
las vacilaciones acerca de las decisiones
que deben tomarse, cálculos de conveniencia,
tácticas y manipulaciones», dijo Napolitano
criticando a los partidos, «lo cual condenó
a la esterilidad o a resultados minimalistas
las confrontaciones entre las fuerzas
políticas en el Parlamento». Y continuó:
«Este aplauso no debe ser una muestra de
autocomplacencia», dijo Napolitano
censurando a los representantes de las
fuerzas políticas que aplaudieron
repetidamente durante su discurso.
«Atención, esta última amonestación que
sentí la necesidad de expresar no debe
conducir a ninguna autoindulgencia y no lo
digo sólo para los que propiciaron la
propagación de la corrupción en las
diferentes esferas de la política y de la
administración, sino también a los muchos
responsables de todo lo que no se ha hecho
en el campo de las reformas».
«Aprecio el compromiso con el que el M5s
(Movimiento 5 estrellas) ha demostrado su
voluntad de participar en la Cámara y en el
Senado, obteniendo el peso y la influencia
que merece: ese es el camino de un
fructífero —aunque duro— debate democrático,
y no el aventurero y desviado contraste
entre la calle y el Parlamento», dijo
Napolitano. De acuerdo con el Presidente,
sin embargo, no puede «resistir ni dar
frutos tampoco una oposición entre la red y
las formas de organización política que
históricamente tienen desde hace más de un
siglo y los partidos». La Red —continuó
Napolitano— proporciona un valioso acceso a
la política, nuevas posibilidades de
expresión individual y de intervención así
como estímulos a la agregación y a la
manifestación de acuerdos y desacuerdos.
Pero no hay participación verdaderamente
democrática, representativa y eficaz para la
formación de las decisiones públicas sin
pasar por partidos capaces de renovarse o
por movimientos políticos organizados, los
cuales deben ser, sin excepción, vinculados
al imperativo constitucional del método
democrático».
El discurso del
Presidente Napolitano.
El histórico Lancia Flaminia, en uso ya en
los años sesenta, se quedó el lunes en el
estacionamiento de la Presidencia de la
República. La ceremonia se llevó a cabo bajo
la bandera de la sobriedad, sin efectos
especiales y sin muchos detalles
relacionados exclusivamente con aspectos
coreográficos pura. Desde el Janículo, 21
cañonazos de salva saludaron el inicio del
nuevo periodo de siete años correspondiente
a la más alta posición del Estado italiano.
Fue el presidente de la Cámara Laura
Boldrini quien invito a Napolitano a jurar,
con base en el artículo 91 de la
Constitución, de acuerdo con la fórmula que
el Presidente ya había pronunciado hace 7
años: «Juro ser fiel a la República y
respetar con lealtad la Constitución».